~~~

jueves, 5 de abril de 2012

Esperar para conseguir lo que queremos.

A veces me siento perdida y pienso que estoy bien, que no necesito de otra persona para que mi vida este bien, que no necesito a un "el" para que mi corazón este completo. Y hoy me encuentro perdida otra vez, pero con una idea totalmente diferente, veo como puse mis ilusiones en personas que no valían la pena, solo para ocupar mi cabeza en alguien. No quiero necesitar de alguien, no quiero amar a alguien. Y ahí me tienen, mintiéndome de nuevo. No puedo evitar pensar como sería, cuando sería, y por que todavía no ha sido... no creo haber hecho o dicho algo mal, tampoco perdí nada, porque simplemente no gane. Y lo que perdí fue porque yo decidí perderlo, porque al perderlo, ganaba. Pero no, ahora ya no quiero mas ganar o perder, ya no quiero un mundo perfecto o alguien igual a mí, simplemente quiero llenar este vacío, quiero dejar de esperarlo, de imaginarlo. Quiero que pase pero a la vez no, y en vez de recibir esa oportunidad con los brazos abiertos, los cierro, me asusto. Levanto un muro para que no pase, para que no destruya lo que finalmente, luego de tanto esfuerzo logre reconstruir. Me siento frágil y no quiero volverme a romper, creo estar haciendo las cosas bien y luego, cuando lo veo alejarse, me arrepiento. Lo peor es que después de tantas vueltas ni yo misma se lo que quiero, ni yo misma se la verdad. 

Ser feliz aunque pueda fallar

Todo me dice que estoy a punto de tomar una decisión equivocada, pero los errores son una manera de reaccionar. ¿Qué es lo que quiere el mundo de mí? ¿Qué no corra riesgos? ¿Qué vuelva al lugar de qué vengo, sin valor para decirle sí a la vida? Ya reaccioné equivocadamente cuando tenía once años y un niño me pidió un lápiz prestado, desde entonces, entendí que a veces no hay segunda oportunidad, que es mejor aceptar los regalos que el mundo nos ofrece. Claro que es arriesgado, pero si tengo que ser fiel a alguien o a algo, en primer lugar tengo que ser fiel a mí misma. Si busco amor verdadero, antes tengo que cansarme de los amores mediocres que encuentre. La poca experiencia de vida que tengo me ha enseñado que nadie es dueño de nada, todo es una ilusión, y eso incluye tanto los bienes materiales como los bienes espirituales. Aquel que ya perdió algo que daba por hecho (algo que ya me ocurrió tantas veces) al final aprende que nada le pertenece. Y si nada me pertenece, tampoco tengo que perder mi tiempo cuidando cosas que no son mías; mejor vivir como si hoy fuese el primer (o el último) día de mi vida.